Esta vez quiero escribirle a mi amiga.

Hoy tuve la oportunidad de verte como médica, en tu clínica, eres la misma pero esta vez fue diferente...

Recuerdo los días de la Universidad cuando nos reíamos igual que nos reímos hoy, creo que solo compartimos una o dos clases de la carrera, pero la vida y nuestras elecciones nos han permitido construir una amistad inconmensurable. Una risa, una mirada, un mensaje y con eso basta para aligerar el día.

En mi mente están las veces que nos encontrábamos en los pasillos y corríamos a abrazarnos, siempre conservando tu esencia, pasara lo que pasara siempre estabas ahí. Quiero decirte que me has enseñado lo que es la amistad, la confianza y el estar, la presencia, ese presente que es invaluable. Conoces mis ritmos, mis tiempos, me escuchas y eso para mi ha sido el mayor regalo del mundo. La reciprocidad. El sostén mutuo.

En esos momentos, cuando recién me acababan de operar y mi cuerpo estaba invadido por el miedo, te pusiste firme y simultáneamente con una suavidad indescriptible me dijiste: "Paula, tienes que volver a manejar", y ahí, casi en un  acto de magia (que mas bien se relaciona con tu sabiduría) me acompañaste a afrontar mi in-movilidad, me impulsaste a continuar viviendo, a seguir caminando.

Si bien soy la misma Paula de siempre, también soy diferente gracias a ti. 

Romi de mi corazón como te digo desde hace más de 12 años... hoy tuve la oportunidad de verte como médica, eres la misma pero esta vez fue diferente. Me llena de orgullo la mujer en la que te has convertido, me llena de emoción verte siendo doctora, ser testigo de toda tu inteligencia y tu capacidad, el tacto y la profesionalidad con la que realizas tu trabajo. 

Que placer ser tu amiga, eres grande.

Decía Gabriel Marcel: "Amar a alguien es decirle: tu nunca morirás." 

Romi, nuestra amistad es y será eterna. 🤍

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